

Lyon, 9:30 pm. Entré entonces a su casa. Me miró riéndose p..
Added 2023-01-27 18:35:08 +0000 UTCLyon, 9:30 pm.
Entré entonces a su casa. Me miró riéndose porque no creía que yo era capaz de asumir su reto de estar desnudo en el pasillo de su apartamento. Saben, como vieron la semana pasada, no me pongan retos que saben que voy a cumplir y esta no era la excepción. Por eso, no más al verme sabía que no le quedaba de otra que desnudarse también.
En eso, después de unos tragos me dice lo que habíamos acordado: era una noche de sentarnos a jugar video juegos en bolas. Hacía unos meses que no lo hacía, pero esta vez se sentía más amena la situación, ya que era invierno, apenas la nieve caía y la idea que tenía en mi cabeza para el encuentro era aún mejor: vamos a competir. A cada ronda, si uno ganaba en primer lugar, daba la penitencia que que quería.
El problema, claro, es que hacía un tanto no jugaba. ¿Qué malo iba a pasar?
Primero él gana. La penitencia era más que fácil: tenía que hacer unos cuantos pushups en su alfombra, unos treinta para más exactitud. Entonces le dije que si íbamos a hacer tanto por un videojuego, que empezara a abrir la cámara de su celular y grabara.
- ¿Puedo mandárselo a mis amigos en Snapchat?, me dice.
Yo, no podía negarme. Que nos vean jugar.
Mejor.
Claro, era menos esperado que evidentemente iba a seguir perdiendo. Yo sabía que me había metido en camisa de siete varas y que prácticamente toda la noche iba a estar a merced de lo que él quisiera. Evidentemente, al siguiente torneo iba a pasar: ahora quería un masaje.
Pero no todo se trata de hacer cosas que no se quieran hacer o no: porque claro, dar un masaje era apenas el inicio de lo que debería ser algo que también me guste hacer. Tenia al frente mio a su culito, sus piernas apenas relajadas y unas ganas por parte de él que lo pusiera lo más cómodo posible. Pero no contaba claro con que a medida que iba masajeándolo, quería que le restregara mi verga contra él. El precum entonces empezaba a salir, porque si había una regla era que no había nada de penetración. ¿Cómo aguantarme entonces a la tentación de no dejar simplemente deslizarme dentro de él? Tenía cinco minutos para el masaje y no podía sino aferrarme a la idea de verlo y sentirlo moviéndose, pretendiendo hacer lo que no debíamos hacer.
Entonces, he ganado.
Sí, la siguiente ronda la gané.
¿Me tocaba elegir, no es así?
Lo puse simplemente a hacer lo mismo: un masaje. Pero no podía usar las manos, así que solamente era cuestión que usara su lengua. Sentí como en segundos su verga saltó y precipitadamente se lanzó a lamerme el culo, abriéndolo con cada lengüetazo que mandaba dentro, acomodándose la boca dentro de mi. Era apenas la saliva, caliente, y sus ganas de presumir a sus amigos por Snapchat lo que más me ponía caliente. Porque claro, no era ya un asunto de perder o ganar.
Era solamente jugar.
Era incluso, dejarme perder, quedar de último para ver qué iba a decirme esta vez.
Por eso no me sorprendió que me pusiera en el borde de la cama a que le chupara su verga. Ya no aguantaba más las ganas de esperar, estaba, en cierto modo, extasiado por haber ganado la última copa y tantas noches jugando en casa estaban teniendo su recompensa. En su cabeza, solamente quería ponerme a chupar, a tragar de su verga, como hambriento y necesitado de probar su leche. Era todo lo que quería, no era más. Pasar una noche entre dos colegas nudistas, jugando a ver hasta donde podía llegar el uno con el otro, pretendiendo en algun punto ... perder.