

VI: AZERBAIYÁN Kutaisi, Georgia. Estaba en mi cuarto, apena..
Added 2023-08-16 19:11:34 +0000 UTCVI: AZERBAIYÁN Kutaisi, Georgia. Estaba en mi cuarto, apenas alistando maleta ya que era mi último día en Kutaisi, en Georgia. Dentro de un rato salía a Chipre a continuar mi viaje que no tenía fin. Conversaba con un señor en Grindr, en eso que uno diría para quemar el tiempo. — ¿Qué haces en este momento?, - le pregunté. — Estoy en la universidad. — Va, ¿dando clases? — No ... estudiando. Resulta que era un "pollo", como decimos coloquialmente en Colombia. Apenas llevaba a los veinticuatro, y solo quería experimentar según él. Bueno, más que eso: me decía que tenía mucho tiempo que estaba muy caliente y solo quería hacer una cosa. Tras luchar infructuosamente con la puerta de entrada, entra a mi cuarto un joven rubio, de ojos verdes, muy modesto y algo introvertido. Su cara apenas tenía la barba puesta, sin bigote, como seña de todo musulmán de la región, la misma que todo practicante del Islam tiene en Chechenia o en Azerbayán. Llevaba detrás el morral de la universidad con los apuntes aún frescos de la clase que estaba tomando. — No eres georgiano, ¿verdad? — Sí y no, soy azarí. Confieso que eso me dio morbo. No es por el fetiche de este grupo de historias de hacer que un pasaporte distinto se descargue conmigo, sino porque no había podido viajar a Azerbaijan debido a las restricciones de frontera. Pero no importaba más, ambos estábamos tremendamente mal de la cabeza, calientes a más no poder y entre su pantalón solo podía ver una erección enorme a la que fue inevitable abalanzarme. No fue sino después de dejarlo completamente húmedo y que él sin remedio me estuviera masajeando para dilatarme, que procedemos a seguir. Abre su morral, saca un cuaderno en la mesa y detrás un condón. Uso prEp tanto para protegerme a mi mismo como para el comfort del otro. Como pasivo, la diferencia de sensación de sentir un condón o no, no se me hace relevante y lo hago para que el otro se sienta cómodo. Este era el caso de él, que no le molestaba en lo absoluto usar condón, a pesar de saber que conmigo podía hacerlo sin él mismo. Tras empujarme la verga y de forzarla para que estuviera dentro, el chico no paraba de moverse dentro de mí. Podía ver que realmente era un curioso, que su vida sexual apenas empezaba y su inocencia aun se notaba. Me veía reflejado a su edad pidiendo permiso para moverse dentro, para darme vuelta y me preguntaba mirándome fijamente con esos ojos si lo hacía bien buscando una aprobación de alguien mayor que le dijera que lo hacía de forma fantástica. Entonces me abraza y estando más que cómodo mientras me embestía con su verga -que no era para nada pequeña- me pregunta con la misma prudencia de un muchacho ante alguien mayor. — Por favor, ¿me dejarías preñarte? Asiento con la cabeza. Se retira unos pasos y se quita el condón. Se veía que estaba emocionado, sin decírmelo claro, que era la primera vez que iba a preñar a otro hombre. Toma mi cámara, queriendo tener el recuerdo de lo que sería esta primera vez y lo hace. Esos dos minutos son los que están aquí. Dos minutos de una regresión a mis primeros años teniendo sexo. Era retroceder a mi propio despertar sexual.