

Un remoto lugar en el centro de Andalucía. 4:30 pm. ¿Qué so..
Added 2023-09-04 22:51:36 +0000 UTCUn remoto lugar en el centro de Andalucía. 4:30 pm. ¿Qué son los veranos en Andalucía? Una pausa. Una enorme pausa entre la primera luz de la mañana y el atardecer. Entre ese espacio donde el cenit está ardiendo, no hay mucho que hacer. Todos nos encerramos, bajamos persianas, ponemos la oscuridad completa. Unos terminan viendo televisión. Otros aprovechan para lavar la ropa y tenderla ante un sol de 45 grados que la seca en minutos. Unos cuantos deciden echar llave e irse de viaje a la playa del sur, a compartir sudor con turistas aventureros que se creen invencibles. Otros como J**** y yo, terminamos aburridos y nos hacemos pajas. No lo conocía, la verdad. Todo empezó porque en una de estas paginas de pajeros se dio cuenta que teníamos dos cosas en común: teníamos el mismo juguete y ambos vivíamos en Andalucía. El adentro, yo en la costa. Precisamente uno de esos días de extremo calor, lo veo conectado. ¿Y qué hacía? Lo mismo que yo. Ver porno y jalársela. Nos empezamos a hablar, sobre qué pesado y aburrido seria el fin de semana, a rotarnos porno, a hablar de lo que a él le gusta y a mi también. Sí, hay algo que no tenemos en común: él es heteroflexible. O bueno, estas alturas no lo sé. — Puedo ir hasta allá, — le dije, con serio interés de visitarlo. Claro, no había ido nunca donde el vivía y por que no pasar el aburrimiento visitando un lado de Andalucía que no conocía. El problema era sin embargo obvio: si yo llegaba a las 2:00 pm no teníamos nada mas que hacer sino esperar a que el sol se fuera a las 8:00 pm. Entre todo ese tiempo, todo se muere: los comercios cierran, la gente se esconde. Pero ahí estaba. Tras una hora larga de viaje en BlaBlaCar, aquel servicio en el que pagas el asiento de un particular para viajar, llegué a su portal. Me recibe en shorts con una cerveza en la mesa y unas cuantas tapas en el comedor. — Es que todo está cerrado, lo sabes. ¿Trajiste el juguete? Es que no puedo creer que t hayas venido hasta acá tío, estas loco — me dice. Loco no, aburrido. Sabíamos perfectamente que haríamos. Es que no hay nada más que hacer. Tras tomar algo, nos fuimos al sofá: nada de Netflix, de HBO, de todas estas parrillas. ¿Que íbamos a poner? Los links que nos habíamos pasado. ¿Y como los íbamos a ver? Desnudos. Pantalones abajo, vergas afuera. Entre minutos y minutos, la verga estaba cada vez mas lubricada. Los clips iban y venían, los juguetes pasaban de mano en mano, y los dejábamos un rato para dedicarnos a lo nuestro. Lo miraba y se reía, porque claro sabemos lo que cada unos nos corresponde. No fue sino hasta que le he prestado el para jugar con él cuando vi que quería escupir para poderlo meter con facilidad. Entonces le he agarrado la verga y se la escupido directamente. — Otra vez, — me dice casi riéndose. Y lo hago de nuevo. Esta vez, sabe que puede jugar conmigo y me toma de la cabeza. — Vamos Dan, otra vez. Cuando menos lo espero, me la mete en la boca riéndose. Sabe perfectamente que no me iba a negar, si habíamos hablado de esto que n le importaba quien le chupaba la verga, que una boca era una boca. La complicidad que habíamos desarrollado estos meses eran apenas lo que daba pie en bola a hacer lo que tenía -o teníamos- en mente. — Quiero grabar esto. Y eso hice. Puse la cámara hacia mi mientras jugábamos. Lo miro, al otro lado del sofá, diciéndole si era capaz de atreverse. Retándolo. Sí, que fue muy machito con ponerme la cara en la verga, pero qué tanto lo era si me la metía entera en la cara. Entonces se levantó, se abalanzó y me la hizo tragar entera. El resto está acá.