

📍 KM 23 N113, Provincia de Malaga.No hace un tiempo tenĂamos..
Added 2024-10-06 14:46:26 +0000 UTC📍 KM 23 N113, Provincia de Malaga.
No hace un tiempo tenĂamos pensado un escape de Málaga los dos. Más que una “colaboracion”, querĂa ser un buen anfitriĂłn de Karim por mi ciudad y los alrededores, rentar un carro y agarrar por alguna venta y mirador de los montes de la ciudad, visitar a familiares, ir a dormir en algĂşn lugar pintoresco y pasarla bien como dos buenos “bros”.
Esa primera noche la pasamos hasta la madrugada hablando de las cosas mas superfluas posibles, de la misma forma, de las mas profundas. Una noche en la que terminamos irremediablemente cogiendo a las 4:00 am. ÂżLa razĂłn? No la se. TensiĂłn supongo. No habĂan cámaras ni necesitábamos que hubiesen, era un asunto entre dos amigos que tenĂa que resolverse y que pensábamos que habĂa quedado claro esa madrugada.
DespuĂ©s de uno de esos dĂas entre tajos de montañas, comida y visitas el dĂa poco a poco se cernĂa sobre nosotros para tener que volver: Karim tenia que despedirse y yo tenia que regresar a hacer mis deberes, al final era un lunes laboral como cualquier otro. Mientras Ăbamos por una carretera sinuosa que conduce a Málaga, el sol del atardecer teñĂa el cielo de un dorado suave. Entre tanto, mientras yo me recostaba en el asiento del copiloto, jugando distraĂdamente con el mĂłvil y hablando sobre otros chicos que se reunĂan en vados de la carretera para tener encuentros sexuales. De repente, sin previo aviso, nos miramos con ese mismo deseo que habĂamos tenido horas atrás cuando estábamos solos en las montañas. Un impulso latente, una chispa de deseo no dicho, unas ganas de terminar de forma tajante toda la tension del dĂa.
“¿Sabes quĂ©?” dijo. “Podemos dar media vuelta. Solo tĂş y yo. Nadie lo notarĂa.” Yo sabĂa que a pesar de la hora, aun tenĂa responsabilidades esperando por mi en la ciudad. Pero claro, Âżque malo iba a pasar? Era el Ăşltimo dĂa con Karim recorriendo los montes de la provincia, en horas nos Ăbamos a despedir y quien sabe hasta cuando nos verĂamos. El asunto aquel de “no tengo sitio” cambio repentinamente al darnos cuenta que no necesitábamos buscar sitio. Nos desviamos de la carretera, estacionamos el auto en un espacio donde pudimos simplemente desnudarnos y sacarnos leche.
ÂżEl asunto? No estábamos tan solos como pensábamos. Pantalones abajo, verga afuera y en un par de minutos … alguien. Una y otra vez. Que existĂa el riesgo era latente, pero tambiĂ©n estaba el hecho que estábamos muy expuestos, demasiado incluso.
En eso Karim me dice que existe una página especĂficamente para ello. En España hay uno de esos sitios configurados hace una dĂ©cada o más donde los más curiosos o los mas aventureros podĂan irse por las carreteras a encontrar sexo en el camino. “Mispicaderos” me dice, con un termino local más que acuñado para lo que serĂa el lugar. Y resultaba que habĂa uno a un par de kilĂłmetros, unos veintitrĂ©s donde podrĂamos estacionarnos y estar en privado.
“Vamos. No quiero esperar más.” Karim girĂł el volante, y en cuestiĂłn de minutos estaban yendo en direcciĂłn opuesta. CancelĂ© todo lo que tenĂa pendiente en la ciudad, dimos media vuelta y llegamos al dichoso lugar: un desvĂo de curva, tapado por una pendiente a un costado y un pinar abonado con restos de condones de viejos encuentros: un picadero en toda regla.
En eso, en las respiraciones aceleradas y sin decir una palabra, quedamos en silencio mientras el Sol se iba en definitiva. Sudando, como tal cual lo hicimos la noche anterior donde sin mediar palabra terminĂ© clavado por Ă©l, estábamos los dos agitados con ganas de terminar con la tension del dĂa. Dos amigos que simplemente no podĂan aguantar más, en medio de un viaje hasta correrse, agravado por la tensiĂłn. La saliva iba y venĂa al punto que la cámara que habĂamos puesto para grabar terminĂł desenfocada. No importĂł. No importaba. Lo Ăşnico que querĂa era tragarme su leche tal cual me la habĂa ofrecido minutos atrás, poder subirnos los pantalones y volver al viaje como estaba planeado.