

SOLITA EN CUARENTENA.
Como ya lo había comentado en el relato anterior, después de que nos volvimos a ver en la posada familiar, mi primo y yo hemos estado en contacto, ha venido a visitarme porque él vive en otra ciudad y por su trabajo viaja a la CDMX. En las anteriores visitas no pasó nada “comprometedor”, salíamos a distraernos y ya, él para su hotel y yo para mi casa. En esos momentos aún no hablábamos de lo que paso cuando éramos unos chamaquillos con las hormonas alborotadas, pero bien que recordábamos, varias veces estuvimos muy cerquita pero no nos atrevimos a más.
El no dejo de trabajar ni viajar por la cuarentena, pero yo sí. Eso me tenía en abstinencia total y me mataba a pajas (dijeran los españoles), a dedeadas y a dildeadas; pues no tengo a nadie fijo con quien desquitarme todos los días. Antes los clientecitos era un gran alivio para mis tremendas ganas diarias, que con la “nueva normalidad” han escaseado y ahora casi todo es por cámara y a distancia… Pero en fin, que me llamó mi primo y me dijo que pasaría por acá, vendría a saludarme y a quedarse un par de días para que no estuviera tan solita en la cuarentena. Pues bien, que llega directo a mi casa me dijo que aún no tenía hotel donde quedarse y lo invité a quedarse conmigo 😜. Ni tarde perezoso aceptó. Pedimos comida, vimos pelis y llegó la hora de dormir, él se fue al sillón y yo a la cama.
Con las ganas que traía, no podía dormir. Así que procedí a darme amor me acaricié y pellizqué los pezones y se pusieron duritos, sentía el roce de la sábana, sí, ocupaba que alguien me los chupara, bajé la mano y mi clítoris respondió enseguida, me mojé y a mi mente vino la posibilidad de coshar con mi primo y me vine con un grito que seguramente el oyó.
Y así seguí sin poder dormir. Me levanté por un vaso de agua y cuando iba a la cocina vi que mi primo se estaba dando cariño, lo interrumpí diciéndole que podía dormir en mi cama para que estuviera más cómodo, me preguntó que donde dormiría yo (haciéndose el sonso), obviamente le contesté que allí mismo. Me volvió a aceptar la nueva invitación y me dijo que no me haría nada, allí ya con las ganas acumuladas y la tensión sexual le contesté: Hazme lo que quieras. Nos reímos nerviocitos, el morbo y la calentura nos invadió, pero nos fuimos juiciocitos a la camita.
Me acosté dándole la espalda y según el también. Me hice la dormida y le repegué las nalgas pensé que chocarían con su espalda, pero no, chocaron con su verga dura y grande, así como la recordaba… 😈 Me pegué aún más, me abrazó y acarició mis tetas sobre la pijama, mientras, ya sin pudor, saqué su pene del bóxer. Ahora sí ya no se me escapaba, nos íbamos a dar una santa cogida como Dios manda. Me empezó a besar el cuello sin dejar de estrujar mis bubis, pellizcó mis pezones y se pusieron tiesos y paraditos como su verga… 😈
Estaba súper excitada y mojada... Bajó sus manos a mi entrepierna, acarició mi clítoris y notando la humedad de mi vagina, metió un dedo y luego otro, gemía ya toda descontrolada, me estaba dedeando súper rico y sin más me vine, le retiré las manos de mi cosita, le quite el bóxer y me abalancé a su cosota…jaja… De un bocado ya lo tenía hasta la campanilla, se la chupé de arriba abajo. No decía nada, solo gemía yo con la boca ocupada tampoco podía decir ni una sola palabra. Le pasaba la lengua, me detenía en sus bolas, le hacía garganta profunda, hasta que me detuvo, solo me dijo: No me quiero venir, te la quiero meter.
Ni tarde ni perezosa me quité la pijama que aún me cubría y me monté, se sintió tan rico, me la metí de golpe y con lo encharcada que estaba no hubo problema en que me ensartara fácil, toda sudada por la calentura que traíamos, me puso en cuatro me pego unas nalgadas y me volvió a ensartar, el mete saca estaba rico y aceleró el ritmo y otra vez me vine, grité y me apachurré las shishis, entre mis convulsiones orgásmicas, él no dejó de moverse y sentí cuando el también acabó, un poco más discreto que yo… jajá…
Me dio otra fuerte nalgada y se salió. Caímos en la cama, miramos el techo, nos reímos como pendejos y después fuimos por unas cervezas a la cocina, después de toda esa faena no podíamos dormir y ahora sí platicamos y recordamos nuestro primer manoseo aquella tarde lluviosa, que casi me la metía pero nos interrumpieron. Nos echamos otro y ahora sí logramos conciliar el sueño, con palitos así de intensos, deseados y nostálgicos sí se cansa uno.
Se fue al día siguiente y prometió volver a visitarme, así que habrá más acción y más relatos morbosos y cashondos… jaja…😈
Mil y un besos.